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2019 – Deeper – Espanol
Perdido

ESCRITURA ENFOCADA EN ESTA SEMANA

Lucas 15: 4-24 (NVI)

La parábola de la oveja perdida

Lucas 15:4 «Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? 5 Y, cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros 6 y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido”. 7 Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.

La parábola de la moneda perdida

Lucas 15:8 »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata[a] y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 9 Y, cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido”. 10 Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles[b] por un pecador que se arrepiente.

La parábola del hijo perdido

Lucas 15:11 »Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—. 12 El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. 13 Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.

14 »Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. 17 Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! 18 Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”. 20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.

»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”. 22 Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. 24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que empezaron a hacer fiesta.

PENSAMIENTOS DE LAURA

Me encantan estas tres parábolas. Todos nos muestran cómo se siente Dios acerca de las personas perdidas.

A veces somos como esa oveja que se aleja. Quitamos nuestros ojos de nuestro Pastor y terminamos perdidos y solos. Dios nos muestra a cada uno de nosotros a través de estas historias cuánto nos valora.

En la parábola de la oveja perdida, Él deja a los noventa y nueve para encontrar la oveja perdida. En la segunda historia, eres como la moneda perdida. La viuda pobre tenía diez monedas, que equivalían a un salario de aproximadamente un día. Eso hizo que esa moneda fuera especial, y al perderla estaba perdiendo mucho. En la tercera historia, Dios te está mostrando que eres valioso para Él; eres como el hijo los niños son muy preciosos, y con esta historia, Dios dice que tú eres ese niño precioso para él.

Dios te permitirá tomar tus propias decisiones, y esto lo vemos en la parábola del hijo perdido. Creo que Jesús está tratando de mostrarnos que Dios te dejará seguir tu propio camino. Él nos da libre albedrío. Dios quiere que lo amemos y lo adoremos con nuestra propia voluntad.

Cuando leo estos versos, recuerdo las letras de una de mis canciones favoritas, Reckless Love de Cory Asbury. Aquí están algunas de las letras:

Y oh, el abrumador, interminable y temerario amor de Dios.
Oh, me persigue, lucha hasta que soy hallado, deja las noventa y nueve.
Y no pude ganármelo, y no lo merezco, aún así, Te entregas a Ti mismo.
Oh, el amor abrumador, interminable e temerario amor de Dios, sí,
No hay sombra, que Tu no enciendas.
Montaña que no subas
Viniendo tras de mi
No hay muro que no tumbes
Mentira que no tires
Viniendo tras de mi

El tema es, no importa que tan lejos te sienta de Dios, Él todavía te está buscando. Cuando el pastor perdió a su oveja, dejó a las otras noventa y nueve en el campo para buscar a la que estaba perdida. Cuando la viuda perdió su moneda, barrió la casa hasta que apareció. Cuando el padre perdió a su hijo, aunque no salió a buscarlo, tenemos la impresión de que todos los días, se paraba en el porche, esperando ver a su hijo volver a casa.

Si tu o tus seres queridos se han alejado de Dios, ten la seguridad de que Él, no solo los ama, sino que Él los está buscand.

Private: Laura Campbell

Outreach Pastor and Event Coordinator

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